viernes, 17 de febrero de 2012

Jorge Bucay. Los niños estaban solos.

Su madre se habia marchado por la mañana temprano y los habia dejado al cuidado de Marina, una joven de dieciocho años a la que a veces contrataba por unas horas para hacerse cargo de ellos a cambio de unos pocos pesos.
Desde que el padre habia muerto, los tiempos eran demasiado duros como para arriesgar el trabajo faltando cada vez que la abuela se enfermaba o se ausentaba de la ciudad.
Cuando el novio de la jovencita llamo para invitarla a un paseo en su coche nuevo, Marina no dudo demasiado. Despues de todo los niños estaban durmiendo como cada tarde y no se despertarian hasta las cinco.
Apenas escucho la bocina cogió su bolso y descolgó el telefono. Tomó la precaución de cerrar la puerta del cuarto y se guardó la llave en el bolsillo. Ella no queria arriesgarse a que Pancho se despertara y bajara las escaleras para buscarla, porque despues de todo tenia solo seis años y en un descuido podia tropezar y lastimarse. Ademas, pensó, si eso sucediera, ¿como le explicaria a su madre que el niño no la habia encontrado?
Quizás fue un cortocircuito en el televisor encendido o alguna de las luces de la sala, o tal vez una chispa en el hogar de leña; el caso es que cuando las cortinas empezaron a arder el fuego rapidamente alcanzo la escalera de madera que conducia a los dormitorios.
La tos del bebé debido al humo que se filtraba por debajo de la puerta lo despertó. Sin pensar, Pancho salto de la cama y forcejeó con el picaporte para abrir la puerta pero no pudo.
De todos modos, si lo hubiera conseguido, el y su hermanito de meses hubieran sido devorados por las llamas en pocos minutos.
Pancho grito llamando a Marina, pero nadie contestó su llamada de auxilio. Asi que corrio al telefono que habia en el cuarto (el sabia como marcar el numero de su mama) pero no habia linea.
Pancho se dió cuenta que debia sacar a su hermanito de alli. Intento abrir la ventana que daba a la cornisa, pero era imposible para sus pequeñas manos destrabar el seguro y aunque lo hubiera conseguido aun debia soltar la malla de alambre que sus padres habian instalado como proteccion.
Cuando los bomberos terminaron de apagar el incendio, el tema de conversación de todos era el mismo:
"¿Como pudo ese niño tan pequeño romper el vidrio y luego el enrejado con el perchero?
¿Como pudo cargar al bebe en la mochila?
¿Como pudo caminar por la cornisa con semejante peso y bajar por el arbol?
¿Como pudo salvar su vida y la de su hermano?"
El viejo jefe de bomberos, hombre sabio y respetado les dio la respuesta:
-Panchito estaba solo... No tenia a nadie que le dijera que no iba a poder.